miércoles, 31 de octubre de 2012

FRUTA MADURA...



He tardado en llegar un pasado y un presente; el tiempo que dura una fruta en el árbol, un suspiro de añoranza, un semáforo en verde.
He visitado mundos, asentándome en ellos, empapándome de estaciones que han marcado mi cuerpo. Paseando por los tejados con puntas de bailarina  o reptando por los suelos dejándome  las rodillas. Siendo reina de las mareas y esclava de las noches que  tallan  secretos, aprendí que la vida es sólo un choque entre la memoria y lo que todavía no comprendo.
En el reciente otoño que ha llegado a mi, liviano, altamente acogedor. Las uñas se han debilitado y el pelo está cambiando su color. Ahora, ante el espejo, recuerdo el rostro de aquella primavera que me abandonó. Los ojos no tenían recuerdos, Ostara irradiaba calor.  Los labios ardían en deseos y en la boca del estómago, los sueños se acumulaban dejando a la razón sumida en el desespero.
La risa, la sonrisa, la carcajada…el lagrimeo.
En todo ese recorrido, tan abrupto y complicado, tan efímero y   sublime, siento que he ganado un tanto y también que he perdido muchos momentos.
Las templanzas de las esperas, un amor que me ame, los cuentos de los cinco, aquella vieja canción que sabía a olvido. Una caja de zapatos llena de fragmentos, de amigos, de historias, de penas y silencios. Un globo pinchado, un vestido nuevo. Mi abuela…los primeros versos, aquellos besos, mis  versos, los besos… tus versos.




*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

martes, 30 de octubre de 2012

SIGO A TUS PALABRAS...





Y de pronto tú y, de nuevo yo, habilitando esos espacios que tienen sabores viejos. Una manzana verde, un café esperando, el chocolate que sustituye a tu piel, el trozo de pan de ayer untado con mantequilla.
Me hablas…
Te escucho, mientras busco en tus palabras aquellas que me hacen eterna y me ubican en tu memoria deshabilitando estados.
Play.  
Me  enciendo…
Como esas canciones en el cassette de doble pletina que rallaban los tímpanos y hacían florecer las fantasías, las que me saben  a juventud, a guateques, a minifaldas, a un mundo entero por descubrir donde aquella Juana de Arco, guerrera, intrépida y aventurera, era mi propio espíritu.
Y sigo a tus palabras. A tu voz, a tu calma. A esa paciencias que tanto reclamas, a esos colores, que sin ser míos, encienden los días y blanquean las páginas de un libro todavía por escribir. Quizá no seamos ni el punto y seguido de la historia, ni la coma, ni el acento y, posiblemente no llegaremos a vernos reflejados en los vértices del papel, pero sé, que  la primera hoja donde se imprima el titulo, brillará con la intensidad de un rayo de sol.
Of.
Me apago.
Te escucho…


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

jueves, 25 de octubre de 2012

DOS CIELOS...






Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, 
¡qué soledad errante hasta tu compañía!

Pablo Neruda.

Miro y no estás. La eternidad me envuelve con una sábana recia que araña mi dermis  provocando dolor, supurando soledad. La alegría de ayer se ha evaporado como el charco en la acera y, la ilusión manifiesta que vistió mi corazón, es como las hojas amarillas  de este angosto otoño que caen sin pedir permiso, por pura costumbre. 
     Me digo que no es posible subir tan alto y caer de golpe. Que la resistencia tiene su límite y ese límite no soy yo, que los vacíos revuelven las tripas y amargan el paladar hasta trocar la miel en algo parecido al sabor del vomito.
      La realidad manda…
     Y manda y ordena, que cualquier camino que elija, tendrá una pared sólida que me impida llegar  hasta ti.
      Me empeño en pelear con el destino, en arrancarle un mísero segundo que me sepa a sueño, donde me vea plena, sin mascara, pronunciando un  nombre que es mío. Porque lo siento tan mío, como el calor de mi cuerpo o el olor de mis manos. Porque sé que el vínculo creado es tan grande, tan poderoso que lo llevaré pegado a mi vientre hasta el mismo día que expire mi vida. Con el último halito posiblemente cambiaré la realidad tan brutal que soporto,  por ese sueño que tanto anhelo, que limpia y justifica el oxigeno denso que respiro.
      Por fin serás libre para amarme.


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

La ilustración es de André Khon, una genialidad, se mire por donde se mire.

 



miércoles, 24 de octubre de 2012

UNA MÁS VIII...Crónicas de una jornada.





4:50 a.m.

La plaza está mojada, los camiones de la limpieza han comenzado su tarea. Todo está en silencio, excepto el rugir de las tripas de un motor que se escucha en algún punto que no alcanzo a ver.
Hoy el cielo se presenta ante mi muy oscuro, no veo a la luna y, las pocas estrellas parecen apagas y mortecinas, como escondidas, sin embargo la temperatura es estupenda. Como suelo decir en los últimos días, hace mejor madrugada que mañana. No llevo chaqueta, tampoco la necesito.
Miro el gran ficus y le doy los buenos días; eso sí, no lo veo lo intuyo. A esas horas su follaje se pierde con la noche. Erguido majestuoso superando la altitud de los edificios, frondoso, lleno de vida y salud. Hemos creado entre los dos un lenguaje sin palabras, nos entendemos bien, nos apoyamos bien. Somos un mismo espíritu.
Inserto la llave en la cerradura y la persiana se despereza con un gruñido molesto.
Empieza mi jornada.
Cada mañana, recuerdo las palabras que alguien, en tiempos pasados, repetía cada día junto a mí: cuando un obrador se pone el delantal, mete sus manos en harina y acaricia la masa, está trabajando para Dios, porque estás haciendo el pan nuestro de cada día…no lo olvides nunca, Rocío. Por lo tanto tienes que ser perfecta, o por lo menos intentarlo, rápida, audaz, ordenada, humilde  y limpia.
Y no, no lo he olvidado, por eso mismo cada vez que hago el ritual para comenzar mi trabajo, se lo dedico a Él.


6:55 a.m.

Golpean la puerta. Se terminó el silencio. Mis compañeras, con el sueño todavía latiendo en alguna parte empiezan a llegar.
La más resuelta prepara la cafetera, la calienta, la sangra, hace los primeros cafés que van a directamente a la fregadera.
Los siguientes serán para nosotras.
Un café con leche muy caliente, un cigarro y el aire fresco que permite secar mi espalda, mientras los hornos van cociendo, desprendiendo un aroma dulce y familiar. El siguiente pan está ya cortado, con su forma y su fondo,  preparado para recibir el calor necesario para dorarse.
Ya no queda agua en el suelo, si acaso algún charco rezagado, resguardado debajo de los bancos de la plaza. Me miro de arriba abajo, voy llena de harina. Este uniforme tan moderno que nos han puesto, no es nada practico para aparentar limpieza. En fin.
El ambiente es mucho más frío que hace dos horas, el cielo todavía se mantiene oscuro y mi querido ficus está en sombras.
Hablo con él. Le digo que los deseos se cumplen, aunque a veces el precio sea alto. Él lo sabe, como sabe de mi soledad, de las largas horas en esta ciudad, de mi afán por superarme todos los días, de mi lucha, de mis anhelos…de ti. También le hablo de ti, le cuento de tus ojos, de esa sonrisa que despierta mi alma, de tus letras y palabras, de ese caminar tan bonito que tienes. De lo importante que eres para mí…y me siento chiquita, muy pequeña, más de lo que soy. Enamorarse es un estado precioso, pero muy molesto cuando solo es uno quien lo hace.
Apenas puedo ver la torre de la iglesia de santo Domingo.
A través de algunas ventanas se empieza a detectar vida. Imagino como se sienten. Las sábanas todavía calientes, la placidez del sueño abandonado sobre la almohada. Los problemas amontonándose delante del espejo del aseo. El sabor del desayuno en la mesa de la cocina…un día más.
Todo sigue en silencio en la calle, aunque se empieza a detectar presencias entre las sombras. Algunos parecen zombis, más que andar van arrastrando sus organismos.
Me digo: ¡que falta de vitalidad, joe!. ¿Creerán que han madrugado? Sí, lo creen. Yo también pensaría igual, esa es la verdad. De hecho lo pienso cuando mi horario es de despacho.
Suena una alarma a mi espalda, el horno de piedra me llama y, como no le haga caso, el grito se va a escuchar por toda la vecindad, será mejor dejar amanecer sin mi presencia y sin mis desvaríos, no va a ser lo mismo, pero seguro que la claridad asoma con la misma disciplina de siempre. ¡Presumida que es una! ea.
Los primeros desayunos empiezan a ser servidos. Me gusta encontrarme con las mismas caras todos los días, se hace familiar el trabajo.
- Hola, buenos días, Rocío. ¿Ha hecho ya los croissants?
- Buenos días, guapísima…. listos y calentitos para ti.
En cinco minutos llegará  Pedro…Un manchado, una tostada de aceite y un chiste.


9:00 a.m.


Cantan los pájaros en las ramas de mi ficus. Está contento. El sol todavía no ha salido, pero el color del cielo ya es azul, se filtra entres los huecos del follajes ese viso que no alcanza todavía la luz necesaria, pero advierte de su esplendor. La iglesia de Santo Domingo ya despunta con claridad y las casetas diseminadas por la plaza adquieren sus colores, rojo y blanco. 
Ya tengo más del noventa por ciento de mi producción hecha, solo me queda dos hornadas para apagar los hornos y programar el grande para mañana.
En la calle huele a  ensaimada y mantequilla, a chocolate caliente, es un aroma agradable a estas horas tempranas.
Llevo cuatro horas consumidas…
Saludo a María, a Carmen, a Lola, charlo unos segundos con Belén y con Dama (mis compañeras)  que van medio locas de aquí para allá.
Sigo con mi tarea.


12 a.m.

Estoy en plena función. A estas horas el trabajo es más duro o yo estoy más cansada. Preparo el trabajo para mañana, todo tiene que estar dispuesto para las cinco de la madrugada y, es mucho.
Fuera, en el despacho, el lío es tremendo. Dentro las “llandas” se van completando y vaciando a una velocidad que acojona.
En la calle la vida se proclama campeona. Un devenir de gentes, de coches, de autobuses, de niños…es increíble como cambia el paisaje.
Y en medio de todo ese caos, yo y mis silencios. Mis miradas, mis sueños, mis perspectivas, mis angustias…sencillamente, yo. Estoy y no me veo muchas veces, otras, sin estar mi presencia adquiere relevancia, soy y no soy, estoy y dejo de estar.
No ha salido el sol. El ambiente es un algo cargante, amenaza lluvia, o eso me parece. Para los partes de tiempo nunca he sido acertada… ¿o sí? Pero el ficus no brilla con la misma intensidad que otras jornadas. Tiene ese verde apagado, así que…lo más seguro es que llueva. ¿O no?
Las palomas hacen corrillo en la terraza, esperando como camicaces, alcanzar las migas que van cayendo al suelo.
Mi segundo café con leche muy caliente y sin espuma está a punto de ser consumido, esta vez sin cigarro, no me puedo permitir perder el tiempo.
Tengo una hora y queda demasiado por hacer…


13:00 p.m

He terminado mi jornada. Ciertamente siento un agotamiento en algún punto poco concreto de mi organismo. Mañana será lo mismo.
Salgo a la terraza, ya sin delantal,  para hacer el pedido con cierta tranquilidad, ahora sí me enciendo ese cigarro. La chica de “Movistar” se para conmigo a charlar. Es un sol de niña. Hablamos durante unos minutos y sigue su marcha. Yo empiezo a anotar la producción mientras el cigarrillo se va consumiendo y mis pensamientos han dejado de ser míos por unos segundos.
Todo está concluido…
Dejo las indicaciones precisas para las chicas de la tarde.
Me acerco a las estanterías donde Belén se debate entre “Rajolas” y “Tetillas”,  ensaimadas y flautas de chocolate, cojo un pan de espelta, me gusta ese pan. Me lo corto a rebanadas en la maquina y, pienso en mis hijas. Mejor me llevo también unas cañas de chocolate. Sí.
La panadería está llena, la cafetería también…
Echo un último vistazo al obrador, todo está en orden. Todo sigue su marcha y yo…yo, yo, en fin.
- ¡Chicas! que terminéis bien el día…hasta mañana.
Escucho sus voces despidiéndose de mi entre una maraña de voces ajenas. Sonrío.
No me despido del ficus, no hace falta. Sé que estará ahí.
Esta ciudad es bonita, alegre, tiene vida, pero también consume y lo hace de una forma precisa…siempre tiene prisa.



*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*









Y SOY, Y ERES...






Soy un momento, una gota de agua
un supiro cerrado, un desliz en tu alma.
La rama que se mece en el árbol,
la lluvia que moja tu cara.


Eres el arco iris, el color azul de las hadas,
la magia de la ilusión cosida a mi falda.
Un lucero brillando en el cielo, un grito
que despiera mis ganas.

Quizá sea las palabras te quiero en tu labios
y, en los míos, la certeza de los vocablos,
el calor que rompe el hielo de tus inviernos,
la música que desplaza mi tiempo.


 Y soy y eres...y quizá seamos esa esperanza,
que se viste de jade en la alborada 
y, sueña con sueños donde el soñar rescata,
tus ojos y los mios mirando la misma playa.

Y soy y, eres...


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

 

lunes, 22 de octubre de 2012

TIENDO A TI...



Me digo mil veces que no, y siempre es sí. Los pies me llevan sin quererlo, donde manda la razón, el corazón, el puro sentimiento.
No es impulso, es genuina necesidad.
La voluntad queda asolada...no puedo remediarlo. 


*Rocío Pérez Crespo*

sábado, 20 de octubre de 2012

FELIZ FIN DE SEMANA....



Días complejos, pero me sigue saliendo la vena romántica, este espíritu que me habita tiende a ser así.
Que lo disfrutéis.

SIN SOMBRAS...





Bendices mi cama, mi cuerpo, mi alma, cada vez que el inconsciente te encuentra en el consciente. Cuando la memoria se hace presente y es capaz de tocar tu piel a través de las distancias.
Se cierran los ojos, se silencian las palabras. Fluye una corriente que canaliza los presentes en pasados que fueron gloria y sentido por unos momentos.
Comulgo con tu vida, eres mi credo, la fe que revuelve el día a día, adornando las mañanas con compases de esperanza y, las noches huecas y apagas con luces de colores que entran por mi ventana cegando a la melancolía.
Me ramificas y en cada brote temprano, verde claro, menta fresca, sangra de mi tronco una savia nueva que le da más vida a la vida… Sin sombras que confundan noches con pesadillas, soledad con amargura, carencia con resignación. Te espero.
Eres mi bendita devoción.


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

martes, 16 de octubre de 2012

POEMA AL ALIMÓN...



(Una velada divertida entre poemas, pensamientos y distracción)


Miserables son las palabras en huida
como dardos invertidos.
Calladas, no dichas
disparadas por pensamiento
al cuerpo mental
limpio, puro y ajeno.


Palabras, solo palabras,
cadáver hueco,
sin otro sentido que romper
la tranquila superficie
del lago conformista.

Más este mundo
rompe la partitura
de la palabra cierta.
Un mar sin olas
mi mareas.
El olvido.


Me alimenta lo que omito,
palabras llenas de palabras,
que viajan por mi conciencia,
rompiendo la farsa que me rodea
de las bocas que escupen vacíos.



*José Manuel Salinas*
*Mariano Sanz*
*Carlos Gargallo*
*Rocío Pérez Crespo*


domingo, 14 de octubre de 2012

FELIZ SEMANA...



Jajajaja....¡Genial!

NADA...





Avanzo con la sensación de ir a cámara lenta mientras la vida corre a mi lado haciendo surcos de aire.
Choco contra las paredes imaginarias de mi propia existencia, reviento, vomito, doy vueltas en la espesura. No me veo, no te veo…no hay nadie. Nada.
Escupo palabras sueltas que no tienen sentido, el miedo atraviesa sin piedad mi espalda mientras el espíritu romántico que me habita apuñala con saña hasta el más profundo sentimiento de evolución.
Quiero salir, involucrarme de nuevo con el mundo.   
La inercia me supera con creces. Busco un camino en mitad de un sinfín de luces de neón que ciegan mis ojos, rojas, verdes, amarillas. Risas estridentes, propiedad de la palabra, voces que son ecos profundos de miles de seres tan perdidos como yo.  
Encuentro un sendero con una señal que me indica la dirección del viento, un viento húmedo y severo que moja mi cara y destroza mi piel.
Entro en un laberinto de calles idénticas unas a otras y sé, que me ha mentido el destino, jodido y brutal destino.
Sigo buscando, no puedo parar. No debo parar…
Recorro millones de pensamientos, trillones de recuerdos hasta que doy con uno, quizá sea el último o el primero. O acaso he saltado entre ellos. Brota en mis sesos la imagen de una árbol seco y en sus ramas como palos, unos pájaros muertos. Todo es oscuro y tenebroso, las luces de neón no tiene cabida en esos momentos y el sonido asnal que recorre mis lamentos me dice que es tanto lo que me pasa que parece que no me pasa nada, tanto lo que tengo que decir, que no digo nada...tanto por lo que llorar, reír, gozar que me quedo inerte, flotando como una pavesa en mitad de la nada y, en esa nada, a tres metros del suelo,  entre plumas negras y picos silentes,  descubro que nada huele a ti, y, nada sabe a mi…
Nos perdimos hace eones, alimentamos la farsa con delicados pétalos de fresias, pusimos mascaras a nuestras caras y una enorme cadena a nuestras almas y ahora, a los postres, cuando el peso es insoportable e impenetrable la creciente nada…ahora, en esta nada que me consume, es cuando soy consciente que nunca fuimos nada.   



*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

domingo, 7 de octubre de 2012

NOCHE ABIERTA...





Languidece la tarde ante la mirada desnuda de lujos, serena, va perdiendo el color dorado para vestirse de negra gala chispeante. Allá arriba, entre los huecos de unas nubes caprichosas, se despereza una redonda blanca que lleva grabado tu nombre.
Eres dueño de la luna, lo sé, lo sabes.
No concibo mirarla sin rescatar de mis memorias tu apariencia. Tan niño por la menguante, tan adulto por la nueva. Igual que ella, que se refleja a voluntad dependiendo de quien la otea. Unas noches magia, otras como un dolor de muelas. 
Reviso los espacios silentes, aquellos donde lates más fuerte, y, entre deseos que no se cumplen y heladas que se difunden, recapacito si mi corazón merece que tanto te extrañe.
Recojo el fruto del tiempo e intento tragarme los credos con el jugo de la experiencia, pero en algún punto se atasca y revuelve mis tripas dejando al descubierto la ingrata realidad que me envuelve.
No hay sueño capaz de trocar lo que el destino dispone…si acaso, cerrando los ojos de nuevo y soltando amarras, con una luz de gas formando filigranas en las paredes desnudas de mis sesos, podré palpar la vehemencia en la piel de ángel que te alimenta…
Se oculta la tarde, ya es noche abierta…en el cielo jugando entre las ramas  aparece ella, y en la tierra, la soledad más alarmante patea sin recatos mi inocencia.




*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*


viernes, 5 de octubre de 2012

FELIZ FIN DE SEMANA...



Hoy os lo deseo con uno de mis iconos, ea...Celestino Casal, Tino Casal. Y lo he rescatado para demostrar
a más de "una" y de dos personitas   de esta generación actual de innovadores (ironia) que los pircing, las crestas, las hombreras, los tatuajes y mil destalles más no son inventos de ahora...jajajajajaja..pero también he intentado explicar que antes era algo personal, mientras que ahora son clones unos de otros...¿me equivoco en algo?, ¡ja!.

jueves, 4 de octubre de 2012

CON TU IMPULSO...




Somos columpios mecidos por el viento, sujetos a una rama, anclados en los sueños. En eterna espera de ser usados por el gozo de las risas francas, de los entusiasmos perpetuos.
No hay cabida para el reproche, ni para las preguntas de por qué solo somos un  bamboleo, que acuna las ilusiones y le canta nanas a la escarcha de la alborada cuando está brillando sobre el suelo o en las corolas de las rosas o en los tejados del firmamento.
Nos elevamos con los impulsos del resto y alcanzamos las estrellas para volver de nuevo sobre el terreno y, en cada movimiento, queda impreso en nuestras cuerdas las manos de aquellos que se atrevieron.
Quizá, en algún momento nos llenó de algarabía un espaciado beso, escuchamos en los antojos de las hojas el sí más intenso y a poco que hagamos memoria nos llega como una ola,  la lágrima que mojó sin piedad nuestros asientos.
Aquí estamos por ti, aquí esperamos para ti…Aquí nacemos, en la inmensidad de los anhelos.



*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

Somos conatos de escritores y, vosotros, lectores,  sois los que hacéis posible que sigamos alcanzando el cielo.


lunes, 1 de octubre de 2012

DE UNOS A OTROS...




Yo, también tuve manos pequeñas y  aquellas que me instruyeron fueron artesanas en recoger la esencia cuando las suyas fueron tan chicas como estas.
Me enseñaron a caminar erguida, a valorar todo lo que me ofrecía la vida, fueron sostén de tantas noches perdidas, de caricias, de mimos, de alguna que otra regañina.
La herencia pasó con la soltura que ofrece este circulo perenne de ancestros, de aros que se van tornado enormes para dar cabida a los que llegan nuevos. Historias  de leyendas, de aquel tío tan majo que murió en la guerra, de la higuera en el patio de la abuela, los boleros en la tarde de siesta, de esos limoneros que son el olor más rico de mi tierra.
Y ahora, aunque no se huelan, aunque la fotografía en el recuerdo sea de colores sepia, donde los sabores se han difuminado sentada en el rincón de la fuente de la hacienda, el color de esas estampas, me lo han devuelto ellas. Aquellas que dieron luz a mi existencia.
Conforme van madurando en su entidad, me voy dando cuenta que hice el traspaso de lo  que me entregaron…. Y sé, a ciencia cierta, que algún día entre sus manos acogerán a otras más pequeñas.


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*

LA VERDAD NO SIEMPRE ES LO APARENTE…





Empezó con unas voces ocultas que de alguna forma extraña  entonaron los afectos. Cada uno en una ribera, cada cual en su mundo paralelo.
Siguió en un canto lento que llamó al mismo viento,  transformando el cariño en amor duradero. De esos que nacen en las profundidades y cruzan razonamientos, desbaratando a su paso los lazos férreos e impuestos, trastornando voluntades, haciendo crecer el deseo.
Y en el deseo de sentir su cuerpo, su calor, de ser su color, su mejor momento, su absoluta canción,  lo rompió en mil trozos cada día e hizo con sus fragmentos la pócima que calmó sus  heridas. La que la confiaba  a un cielo que no existía, la misma que la clavaba directamente al suelo.
En un poco y en un mucho, igual se sentía  ridícula, que la diosa vestida de azules que navegaba  libre por su cintura.
Y así, día a día, noche a noche, estañaba con finos hilos las platas de sus cabellos a los singulares dorados de sus cimientos, en un cerrar de ojos o en un abrir de mundos, igual lloraba de alegría que la pena la sujetaba en un algoritmo que no entendía.
Qué más da si es un sueño. 
Lo realmente importante es que ella lo sentía  y con ese sentimiento aun rozando la locura, la estupidez, la falta de cordura, se decía con una sonrisa cada vez que oteaba despuntar el mediodía…amor, hazme digna de su estrella y que su mano roce la luna para que su lluvia empape mi presencia y por fin…me vea.


Un cuento para Ana (mi memoria).

*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*